Hace mucho tiempo dejé de escribirte. Ahora te
contaré cuál lo último que ha pasado en mi vida.
Decidí comenzar una relación con Fernando. El
departamento donde viví con Gabriel, lo vendí y decidí comprar una casa cerca
de la universidad. Ha sido uno de los momentos más difíciles en mi vida, pues
ese fue un lugar muy especial para los tres.
En el momento en que terminaba de hacer la mudanza,
se acercó una de las vecinas a decirme: “¡Qué bueno que decidiste volver a
vivir! Me alegra ver que no volviste a caer en un pozo sin fondo”. Me limité a sonreír
y agradecer sus palabras. “Volver a vivir”, creo que la vecina tenía razón.
Había dejado de hacer muchas cosas, que solía hacer, cuando comenzó esta
historia.
Gabriel jamás se irá de mi corazón. Él es quién me
trajo hasta aquí. Hasta esta nueva vida. Rocío será una mujer importante, pues
me animó a conocerme más a fondo. Ambos fueron, y serán, los amores de mi vida.
Regresé al departamento por unas cajas con utensilios
de cocina. Al entrar, percibí aquel olor a vainilla; ese fue el aroma
característico de ese departamento. Recorrí el departamento, y me acompañaban
tantos bellos recuerdos. No pude contener las lágrimas, y comencé a llorar en
silencio. Todas las paredes, todos los rincones, todo el piso, todas las
habitaciones, todo estaba lleno de recuerdos.
Llegué a la cocina, y recogí la última caja que me
faltaba. La llevé a mi coche, y emprendí el viaje a mi nueva casa. Un nuevo
comienzo aguarda en aquella casa.
Decidí llamar, por última vez a Rocío. La invité a
tomarnos unos mezcales en “La mil amores”, que está en la Condesa. Ella llegó
puntual, como siempre lo ha hecho. Empezó por preguntarme sobre mi vida después
de que ella había decidido irse. Le platiqué todo lo que tú ya sabes. Ella me
platicó que en su casa las cosas iban bien: su mamá abrió una panadería y
empezaban a vender muy bien.
Después de unos cuantos mezcales, la música y el
ambiente pintaba para bailar. La invité a bailar una cumbia que nos encanta.
Después de esa canción, no paramos de bailar. Antes de irnos le dije: “la última
y nos vamos”. La última canción fue “Come On Eileen” de Dexy’s Midnigth Runner.
Jamás habíamos sentido aquella sensación de
libertad; esa que muy pocas veces sientes en la vida. Esa que hace que te
llenes de energía por haber cerrado un círculo. El círculo con ella y Gabriel
estaba cerrado. Era tiempo de volver a ser libre.
Fernando se ha convertido en uno de los pilares de
mi vida. Ha buscado la manera de hacerme feliz, y yo a él. Hemos decidido que
no viviríamos juntos hasta que terminemos la universidad.
Mis papás están en una terapia, donde la psicóloga les
está ayudando a asimilar mis preferencias sexuales, y cómo reaccionar ante mi
nueva relación. Mi papá ahora pide que convivamos, Fernando y yo, con ellos.
Pasaron muchas cosas en este año. Cosas maravillosas,
y también algunas tristes. A partir de ahora me tengo que despedir de ti,
querido lector. Recuerda que siempre debemos luchar por lo que queremos. A
veces la vida nos resulta más difícil de lo que planeamos, pero todas las cosas
nos fortalecen.
Hay cosas que nos marcan para siempre: la muerte de
un ser querido, la separación de nuestro ser amado, perder a un amigo, perder a
alguno de nuestros padres, pero todo esto no nos debe vencer. Una amiga siempre
dice que hay que sonreír, pero también se vale llorar y disfrutar el dolor.
Jamás dejes de soñar, porque los sueños los podemos
hacer realidad. Tampoco creas que de la noche a la mañana caerá una herencia
multimillonaria herencia, pero siempre lucha por los sueños. Los sueños se
cumplen con empeño.
Vive tu vida lo más feliz que puedas. Despréndete de
los rencores, y pide perdón a los que has lastimado. Perdona a los que te han lastimado.
Simplemente preocúpate por ti y los tuyos. Jamás estarás solo o sola, siempre
tienes a alguien a tu lado. Respeta a quienes son diferentes a ti.
Hasta pronto, querido amigo o amiga.
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